Por: Guillemo Cornejo – @MemoCornejo- Universidad del Futbol
El terror acecha en cada una de las esquinas del futbol mexicano:“Es solo una crisis pasajera”-decían algunos- “La selección se va a sobreponer a esto” decían otros; pero la verdad es que seguimos sumergidos en la peor situación en la que ha estado la selección mexicana.
El hecho de no clasificar de forma directa al Mundial Brasil 2014 era hablar de blasfemias, que sería un insulto si no se pasa la eliminatoria caminando como se había realizado en ocasiones anteriores. Pues la peor pesadilla del pueblo mexicano se ha vuelto realidad.
El hecho de que en el último partido tuviéramos que ser clasificados indirectamente por el odiado rival a repechaje, que Estados Unidos te haya prendido una luz de esperanza cuando nosotros no hemos podido hacer las cosas bien durante toda la eliminatoria causa un sentimiento de cólera aún más grande.
El gigante de CONCACAF ha muerto, el Estadio Azteca ya no se respeta y los países que creíamos que no tenían un futbol profesional ahora son los que nos dan cátedra de cómo se debe de jugar. La peor pesadilla de los mexicanos ha comenzado y parece no tener fin.
México es la burla del balompié mundial. Los técnicos en el banquillo del Tri son más inestables que un elefante arriba de una pelota de pilates. Los mandamáses del futbol mexicano deciden cambiar de técnico a la menor provocación; cambiar al rey Midas por el Piojo parece una medida demasiado desesperada.
No me malentiendan, Miguel Herrera se merece a pulso esta oportunidad, sin embargo por la forma en cómo se la dieron no es la mejor de todas. Le faltaron el respeto a Víctor Manuel Vucetich, un técnico como él merecía seguir a cargo, solamente dos partidos al frente de la selección con un balance de un ganado y otro perdido no es una medida para poder echar a alguien de su cargo y más por la forma en cómo lo trajeron.
Toda esta situación de dimes y diretes ha traído como consecuencia un resultado atroz: el repechaje. Una especie de limbo entre la gloria y la amargura, 180 minutos de incertidumbre van a marcar el destino de todo el pueblo mexicano, solo nos queda esperar y desear que las decisiones tomadas por los líderes resulten lo mejor y nos puedan dar el pase tan anhelado, pero tan inmerecido que queremos.
No podremos tapar el sol con un dedo, el caos está haciendo que se tomen decisiones precipitadas o incluso ilógicas para intentar lograr lo que antes era un trámite. El Mundial se divisa aún en el horizonte, solo sabremos la verdad al término del día 20 de noviembre en tierras neozelandesas. Ese día los apasionados a este deporte despertaremos a la medianoche para poder sufrir los últimos 90 minutos que nos dirán su logramos el pase a la justa más importante en el próximo año o nos tendremos que conformar comprando un paquete de televisión donde podamos ver a las mejores 32 selecciones jugando entre sí.