Vuelve como defensor del medioambiente a Cannes, en una nueva película proyectada este lunes fuera de competición, una década después de su exitosa primera parte.
En 2006, Una verdad incómoda y su personaje principal contribuyeron de forma notable a despertar las conciencias sobre la urgencia de actuar contra el calentamiento del planeta. En Estados Unidos fue el tercer documental más visto en los cines y se alzó con dos premios Óscar. En 2017, el impacto climático es más evidente, pero los medios para actuar también son más importantes: An Inconvenient Sequel: Truth to Power (Una secuela incómoda: verdad al poder) muestra el camino recorrido y quiere dar una visión positiva. Aunque «esto no avanza lo suficientemente rápido», señala el ex vicepresidente de Estados Unidos.
Este viaje por todo el mundo retrata a la vez a este animal político, herido por su fracaso en la elección presidencial de 2000 frente a George W. Bush, que se ha convertido en una figura destacada de la lucha medioambiental, coronada por el premio Nobel de la Paz en 2007.
«Hay muchos retrocesos al pasado, y este es otro», dice, en alusión al nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, abiertamente escéptico sobre el cambio climático. Se tiene que seguir hablando con los poderes, «decir la verdad», abunda.
Alternancias políticas, presión de las industrias… «Lo que quiere el público parece que no cuenta, es lamentable», se indigna el político.
Cannes, que ya acogió a Al Gore en 2006, puso de relieve el tema del clima en 2015. Esa 68ª edición se clausuró con el documental La Glace et le Ciel (El hielo y el cielo), sobre los descubrimientos del científico francés Claude Lorius, que estudió el hielo de la Antártida. En An Inconvenient Sequel: Truth to Power, que dura algo más de una hora y media, los documentalistas Bonni Cohen y Jon Shenk siguieron los pasos del ex vicepresidente estadounidense durante dos años, desde la gran granja de su infancia en Tennessee, hasta Filipinas, pasando por India, la conferencia sobre el clima de París o Groenlandia, donde se incluyen fascinantes planos del proceso de deshielo.
«¿Y sabéis dónde va toda esta agua? ¡A Miami, Florida!», exclama Gore. Desde hace una década, Al Gore ha decidido formar a «embajadores» de la acción por el clima en todo el mundo, a través de conferencias multimedia.
Se permite incluso alardear de una amarga satisfacción y difunde una secuencia de 2006, que fue muy criticada por sus detractores en la época, en la que se ve Manhattan inundada hasta la zona del memorial del 11 de Septiembre. Exactamente lo que pasó en 2012 tras el paso del huracán Sandy.
En el documental, también explica que la ciudad de Georgetown, en Texas, con un alcalde republicano, está a punto de funcionar al 100% con electricidad sostenible, puesto que es la opción más barata.
El espectador descubre asimismo uno de los desafíos más importantes de la lucha contra el calentamiento climático: el auge de las energías limpias en los países en desarrollo.
Un episodio sorprendente sale a la luz en el filme: una llamada de Gore, en plena conferencia COP21 de París en 2015, al presidente de SolarCity para que transfiera de forma gratuita tecnologías fotovoltaicas a India, que en aquel momento no quería firmar el acuerdo mundial contra el calentamiento. No dice si la promesa de SolarCity se hizo realidad, pero India acabó firmando el tratado.
Presentado en enero en el festival Sundance, An Inconvenient Sequel: Truth to Power se estrenará en Estados Unidos a finales de julio.