La música es un lenguaje universal, León, Guanajuato, fue prueba fehaciente durante la realización de su primer festival de blues, donde el talento latino de soltó en la calle Madero. El público respondió a las propuestas de Los Pájaros Lolos —originarios de la ciudad—, así como la de los argentinos Fede Teiler y Sandra Vázquez.
El Madero Blues no pudo tener mejor sede, enmarcado por el estilo neogótico del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, el escenario fue colocado a sus pies, por lo cual la convocatoria al festival fue nutrida. Familias enteras se dispusieron a escuchar los ritmos heredados de las comunidades afroamericanas estadunidenses.
Niños impacientes y sus padres se dejaron sorprender primero por Los Pájaros Lolos. Ramiro Jiménez, Cynthia Calderón, Alfonso Jiménez, Carlo Olmos y Rafa Gutiérrez lograron transformar la expectativa por un género no tan conocido, en pasos de baile y un ambiente festivo, el cual no decayó en toda la noche.
Como en toda primera vez, los tropiezos son casi obligatorios, aquí la luz jugó la mala pasada, 40 minutos el escenario se quedó sin energía; sin embargo, El Puestito Bazar y Arte rescató la situación. Entre los puestos de comida y artesanías, la mayor sorpresa fue poder adquirir pulseras hechas por personas invidentes.
Cuando la luz regresó fue el turno de subir al escenario del futuro embajador de la ciudad de Santa Fe, Fede Teiler, quien fue protagonista de un reto mayúsculo para cualquier intérprete: la lluvia. Un chubasco llegó de improviso a la Plaza Expiatorio, pero el público leonés se dejó seducir por la fusión rock blues del argentino.
“Anoche fue hermoso. Llovió un montón pero la gente se quedó, gustó muchísimo, estamos felices. Por suerte me gusta irme con la sensación de que (la presentación) significó algo musicalmente”, dijo Teiler, en entrevista con Crónica.
Por el agua, la fiesta se extendió a los lugares cercanos, como en Las Judas, desde la terraza del lugar entre selfies y con su bebida, favorita de Frida —con mezcal, licor de chile ancho, piña, jarabe, limón y cilantro—, en mano los asistentes disfrutaban de la ecléctica música.
El cierre corrió a cargo de Sandra Vázquez, armónica en manos echó a volar la imaginación y las pasiones de jóvenes y adultos mayores por igual:” ¡Qué chido. Toca bien padre la chava”, comentó Erik, de 25 años.
Mientras un hombre ya entrado en años profirió piropos más picantes. “Quién fuera abeja para polinizar esa flor”, expresó el septuagenario, provocando sonrisas, más que ofensa, entre las mujeres presentes.
Durante toda la presentación de la originaria de Buenos Aires llovió, pero la audiencia de León dio fe de ser guerrera, no se dejó vencer, con paraguas, impermeables y hasta bolsas se cubrieron y permanecieron hasta el final, bailando, cantando, incluso pedían: “¡otra, otra, otra!”, cuando los músicos salían de escena.
Con familias enteras descubriendo los particulares ritmos o amantes de género extasiados, la primera edición del Madero Blues se alzó con éxito, augurando así una próxima edición en 2017.