La historia a contar es “terrible, melancólica y calamitosa”, se advierte al principio. Daniel Handler no dudó en plagar el texto “Lemony Snicket: Una serie de eventos desafortunados” de personajes adultos oscuros y ambientes lúgubres. Paradójicamente, la narración más importante es de la visión luminosa y valiente infantil. En la nueva adaptación televisiva se mantiene la premisa.
Los héroes de la trama, retomada por Netflix, son los tres niños Baudelaire: Violeta (de 14 años), Klaus (de 12) y la más pequeña, de dientes afilados, Sunny. Los hermanos enfrentan la muerte de sus adinerados padres y la insistencia de su pariente más cercano, el avaricioso conde Olaf, para adoptarlos. La razón es, evidentemente, económica y no afectiva.
“Daniel Handler escribió sus ideas y libros a través de los ojos de los niños. Gracias a que los personajes de los Baudelaire y los pequeños que les dan vida (en la serie) son tan veraces… es el tipo de gente a la cual te gustaría responder y dirigirte. A través de su visión, puedes ver lo ridículo que un adulto puede llegar a ser.
“El conde Olaf es, bastante honesto, simplemente es una persona horrible. La saga se llama Una serie de eventos desafortunados, en gran parte gracias a él. Es interesante para mí, como actor… Me gusta elegir a un personaje, recibir lo bueno, lo malo y descubrir el conflicto interno. Con este rol no sucede. Es algo divertido”, dijo Neil Patrick Harris, en entrevista concedida por Netflix.
Harris (How I Met Your Mother) es el encargado de dar vida al conde Olaf en esta adaptación para la pantalla chica —en 2004, Jim Carrey hizo lo propio en la versión cinematográfica, dirigida por Brad Silberling—. Para el histrión, significó una oportunidad de experimentar la evolución ofrecida por las plataformas de streaming para armar series sin restricciones de presupuesto o de censura.
Esa libertad creativa incluía profesionales de la caracterización. Harris dio vida a Olaf, pero éste, como se explica en la novela, se disfraza de otros hombres para conseguir su meta. Ello planteó un reto actoral y de maquillaje. Harris pasaba hasta dos horas y media en una silla para lucir como el villano y sus otras personalidades: un asistente italiano o un capitán con pata de palo.
Neil Patrick se maravillaba con el vestuario, de Angus Strathie (Moulin Rouge), o los sets creados ex profeso para responder al guión: un detallado muelle, un inmenso lago o una tétrica mansión, bajo el diseño de producción de Bo Welch (El joven manos de tijera).
“Ves un molino de madera, máquinas gigantescas que cortan y aplastan, que fueron construidas sólo para esto (una escena de la serie) y nunca volverán a ser usadas otra vez. Creo que es una noción apabullante y cinética. Deja ver cómo se está filmando esto, algo grande, lleno de jugos creativos, listos para ser exprimidos
“(Al principio) imaginé que sería actuar frente a la pantalla verde marcada con pelotas de tenis, imaginando como luce una serpiente. Luego, llegábamos todos los días a un nuevo set, y había 40 víboras reales”, aseguró Harris de los ambientes, los cuales incluso eran destruidos inmediatamente después de ser utilizados.
Al lado de Harris, el resto del elenco: Malina Weissman, Louis Hynes, Presley Smith, K. Todd Freeman, Joan Cusack, Alfre Woodard, Catherine O’Hara, Don Johnson y Rhys Darby, abrazó la oportunidad de formar parte de la primera temporada de Lemony Snicket…, en la cual se cuentan los 13 libros de la saga de Daniel Handler, a razón de dos episodios por novela.
“A diferencia de los libros, puedes elegir cómo ver (los episodios). El matrimonio entre Una serie de eventos desafortunados y Netflix es algo muy bueno”, concluyó Harris.