Una película sobre los capitales desalmados que destruyen el planeta, sobre el estadunidense arrogante que denigra al inmigrante desde el estereotipo: una clara descripción del país con el que el presidente Donald Trump es relacionado.
“Beatriz at Dinner” parece que fue escrita ayer, pero en realidad fue filmada antes de que el magnate republicano llegara a la Casa Blanca.
La actriz interpreta a Beatriz, una inmigrante mexicana que llega a Estados Unidos separada de su familia, después de que un fracasado experimento inmobiliario acabe con su pequeño pueblo.
Muchos años después, esta mujer «fea, vieja y gorda», como se describe en uno de los diálogos, se gana la vida como masajista y sanadora en el sur de California. Y es ejerciendo su trabajo como esta mujer, de hablar pausado y mirada serena, se enreda en esta comedia desgarradoramente realista.
Después de terminar un masaje en una casa de ricos, lejos del hogar donde vive con sus perros y un pequeño chivo, el auto de Beatriz se descompone. Su clienta le pide entonces que se quede a cenar mientras llega alguien a ayudarla, y su marido organiza una comida de trabajo a la que estaba invitado el millonario inversionista Doug Strutt, interpretado por John Lithgow.
En el primer momento que se cruzan, él le pide que le refuerce el trago. Luego le pregunta de dónde es, y cuando ella responde «de Pasadena», él insiste: «¿de dónde eres originalmente?». Y más adelante la increpa sobre si es legal o cruzó la frontera sin papeles.
Es un intercambio que en Estados Unidos es cada vez más frecuente, impulsado por las promesas de Trump de deportar indocumentados y construir un muro en la frontera con México.
«Adoro a este personaje porque representa a tantísima gente», dice Hayek en una entrevista telefónica con la AFP. «Muchas veces no saben realmente de donde vienes, tienen una predisposición con quien eres tú».
«La gente cree que todavía uno anda en burro (…), hay una falta de conocimiento sobre de donde somos, de donde venimos, qué sentimos, qué queremos», sigue.