Con 73 m. de largo y 24 de altura, el Airbus A380 no pasa desapercibido en ninguna terminal del mundo. Si usted ha coincidido con él, lo más seguro es que lo recuerde bien puesto que es impresionante de veras verlo estacionado o posicionándose frente a su finger. Tan gigantesco en sus proporciones como suave es su forma de desplazarse en pista, es tal su envergadura que no todos los aeropuertos están preparados para acogerlo. Laprimera compañía en estrenarse con él fue Emirates en su ruta entre Barcelona y Dubái en febrero de 2014.
Todos los A380, sean de la compañía que sean, reparten su espacio en dos pisos. En el de abajo, se ubican los asientos de clase turista mientras que en el piso superior, al que se accede por una escalera que parece conducir al mismo cielo, se reparten las cabinas privadas de First y los asientos cama de Business. Cada cliente es libre de solicitarle al fabricante cómo quiere organizar la distribución de asientos y los acabados del interior. En el caso de Emirates, predominan los tonos neutros con algún toque en el rojo corporativo y detalles en dorado o madera. En turista lleva 427 asientos (más amplios y con una pantalla más grande de lo habitual); 76 asientos-cama en Business y 14 plazas en First Class, lo que hace un total de 517 asientos.
En la clase Business en lo que es una experiencia en la que todos los detalles están cuidados hasta la saciedad empezando por el servicio de recogida del pasajero de las clases superiores en su domicilio por un impecable chófer de la compañía para trasladarle al aeropuerto de salida, a la dirección indicada en el destino, y viceversa con los trayectos de vuelta a casa.
Llaman la atención las novedades más destacadas que trae el A380 de Emirates, desde el momento en que se llega al asiento. Para empezar, una pantalla de 19 pulgadas para sumergirse en todas las posibilidades que ofrece Ice, el sistema de entretenimiento de abordo que es el más premiado del mundo y que cuenta con 2500 canales en los que no faltan los últimos y más sonados estrenos de cine así como una selección amplísima de series, documentales y juegos. A todos estos contenidos se puede acceder también desde una tablet individual que sirve igual para navegar por internet a placer con el wifi de alta velocidad con que cuenta el avión. El espacio personal es particularmente amplio y confortable con un asiento que se convierte en una cama celestial con edredón de plumas y numerosos y muy bien diseñados compartimentos para acomodar todos los gadgets y objetos personales. Para los pasajeros de primera clase, sus cabinas individuales o suites se convierten en espacios que se blindan al resto del pasaje para garantizar su máxima privacidad. En estas suites hay también un mini bar privado con refrescos y chucherías y un tocador espejo iluminado con amenities de la exclusiva marca Temple Spa tales como un bálsamo labial de bergamota, limón y canela o un bálsamo refrescante para pies cansados. Por si fuera poco, los privilegiados de First Class pueden en un momento dado pasar por el spa del avión para cambiarse de ropa cómodamente o incluso (y esto sí que es exclusivo de Emirates) darse una ducha en las alturas mimando su piel con productos de Bvlgari. Por supuesto, todos los elementos necesarios como toallas, gorros de ducha y demás, están previstos. Después, una vez aseados, tienen a su disposición un té verde detox recién hecho con jengibre, lemongrass y limón que se sirve en preciosas teteras de porcelana asiática.
Sin embargo, lo más espectacular de todo es el bar a bordo que funciona como punto de encuentro de los pasajeros de las dos clases superiores. Ubicado en la parte trasera del avión, en su barra no falta ninguna referencia de marcas de destilados de renombre internacional ni tampoco dejan nunca de reponerse deliciosos y sofisticados snacks fríos y calientes brochetas de chicken tikka, croquetas de champiñones o mini empanadas de tomate y queso además de pequeñas delicias dulces como dulces tradicionales árabes, macarons o minibrownies. El bar cumple así varias funciones: hace que el vuelo sea haga más corto y agradable; permite estirar las piernas y permanecer de pie si se desea durante un rato y, sobre todo, alternar con los compañeros de viaje en una atmósfera ultra chic gracias a la barra libre non-stop de bebidas y cócteles.
A la hora de la comida, la calidad del servicio, el menú en sí y su presentación no decepcionan en absoluto. Sobre un mantel de lino, se degustan platos que rompen en mil pedazos el estereotipo de que en los aviones no se come bien tal y como nos demostraron los langostinos marinados con ensalada cremosa de patata y el cordero biryani marinado en especias árabes, con arroz basmati y musaka de verduras que tuvimos la oportunidad de degustar. El toque dulce lo puso una rica compota de pera coronada por una especie de soufflé de brownie de chocolate y todo bañado en salsa de chocolate. Por último, hay también tabla de quesos franceses que se pueden acompañar con un oporto Graham’s 20 year old Tawny antes del café y los petit fours. En cuanto a la carta de vinos, digna de un restaurante de lujo, cabe destacar algunas referencias como el Dom Perignon 2006, que es el champagne oficial abordo; y los tintos Pavillon Rouge du Château Margaux 2004, Pesquera Millenium Reserva 2002 y Dalmau, Marqués de Murrieta Reserva 2010.