Por MAT @omarioamartint
Hablar de la evolución de las cubierta de discos a través de la historia es remontarse al desarrollo y evolución desde el formato de disco de vinil, pero de forma artística, en imagen y más allá del scratch. Es una documentación contemporánea de los tiempos donde se desarrolló mientras se buscaba recrear el sonido de la música, como siempre dándole la vuelta a otro negocio: Si se lograba esto, sería más barato pagar por un aparato reproductor para amenizar una fiesta, por ejemplo, que por un ensamble de músicos.
Thomas Alva Edison andaría en búsqueda de sacar a la luz esta magia, la suerte le haría pegar un berrinche al ser Emile Berliner quien sacaría el gramófono.
Al momento de su emisión, no habría nada más que un empaque en bolsas color marrón, similar a las bolsas de papel que aún algunas panaderías ocupan en nuestro país para entregarte tu compra.
Sería hasta 1938, con la euforia del jazz y la creatividad del ilustrador Alex Steinweiss, quien diseñó una portada para Columbia Records. Él cambiaría entonces la visión para proponer y vender discos. Ahora había una imagen visual que lo acompañaría y lo distinguiría con mayor fuerza que las cubiertas de libros.
Por muchos años se hablaría en dos formatos principales para los discos: El Long Play 33 1/3 rpm de 12” y los de 45 rpm de 7”. Dado a que los discos de “larga duración” eran un lujo, se ponía particular cuidado en su manufactura. De ahí que las portadas fueran más artísticas y mayormente ilustrativas del acto que se vendía empaquetado (era un acto con tendencia teatral, incluyendo un primer y segundo acto en su ejecución –lados uno y dos-).
Tanto las diferentes técnicas de ilustración y pintura como las últimas tecnologías en fotografía estarían al servicio de lo que a la par de la industria del disco se convertiría en una industria en su mismo derecho, de la mano de los estudios de publicidad, mayormente adelantados que el marketing de su tiempo. En un principio el arte era creado ajeno a total idea que al respecto trajera el artista.
Sería hasta comienzo de los años sesenta que poco a poco se tomaría en cuenta la visión del músico y/o del productor a modo de entregar un producto más redondo, en el cual la portada se empezaba a considerar un mensaje semiótico de lo que la música podría a ser.
Folders, Fold gates, sobres interiores, insertos y hasta diseños especiales para las portada de los long play se desarrollaron en conceptos novedosos que por mucho empacaban al rústico 45.Cabe mencionar que esta estrategia obedece a que hasta los años ochenta era común vender sencillos como gancho de venta; si el material te gustaba y te interesabas en el artista en cuestión entonces podrías adquirir toda la obra en formato “Long Play”.
La introducción del cassette a principios de los años sesenta daría una alta en la calidad del audio, al quitar el ruido del disco de vinil –scratch-, pero también quitando la apreciación por todo el concepto gráfico, al ser una pieza demasiado minúscula [4X2.5 “]. Una parte de la comunicación –la gráfica- era quitada en pos de calidad sonora.
“Los tiempos cambian”, diría Bob Dylan… La llegada del Disco Compacto a principio de los años ochenta con sus 4.65”. En redondo se habla de 12cm. una medida que hasta los años noventa sería perfectamente aprovechada de forma visual por los diseñadores gráficos. Con el desarrollo de conceptos que incluían etiquetas, portadas y hasta le desarrollo de libros completos o folletos –booklets– es el concepto que perdura hasta nuestros días y que por razones de costes e ignorancia [piratería], tiende a posicionarse como el disco de vinil en un principio: un artículo de lujo destinado a un nicho de mercado denominado “melómanos”.
Con la introducción de formatos digitales como el mp3 a mediados de los años noventa, mucho del arte visual se ha ido perdiendo. Ha habido esfuerzos por mantenerlo acorde, como iTunes y su Booklet digital, el cual, en realidad, no ha tenido ese auge. Y es que nada se compara a comprar un producto en físico, quitarlo del a protección de plástico [generalmente celofán], abrirlo, olerlo, verlo… ¡disfrutarlo! Este es un ritual que por mucho tiempo generaciones de escuchas han realizado.
El arte contenido en un disco es un distintivo que ha resaltado la obra de un artista y que ha marcado la diferencia entre géneros, entre ejecutantes del mismo estilo, que ha sido creador de mitos contemporáneos como Pink Floyd y ha aumentado otros [la muerte de Paul McCartney, por ejemplo]. Ha hecho que los escuchas se enamoren del físico de los intérpretes más que de su música –las boy bands o cantantes femeninas como Lucerito o Britney Spears-
Al final el cover de un álbum es de muchísimo más alcance que esto, es la infografía de nuestro tiempo.