El aprendizaje es un proceso largamente estudiado y poco conocido en el que se encuentran implicados numerosos, y muy complejos, mecanismos cerebrales. Un proceso que comprende la memorización o retención de lo aprendido, una capacidad innata que conserva todo su potencial en la infancia y que se va deteriorando con el paso de los años. Sin embargo, existen formas de mejorar esta memorización. De hecho, y como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad Radboud en Nimega (Países Bajos), el ejercicio físico nos ayuda a ‘fijar’ los nuevos recuerdos. Y para ello, es mejor dejar que transcurran varias horas antes de ponernos a sudar para memorizar.
Como explica Guillén Fernández, director de esta investigación publicada en la revista «Current Biology», «nuestros resultados sugieren que una sincronización adecuada del ejercicio físico puede mejorar la memoria a largo plazo y destacan la práctica de ejercicio físico como una intervención a tener en cuenta en los centros educativos