Al grito desenfrenado de “It’s so easy “y con fuegos artificiales dio inicio el primer concierto de Guns N’ Roses, poco importó la copiosa lluvia que azotó el oriente de la ciudad, la incomodidad de la empapada, pues cuando Axl Rose salió en su silla de ruedas, moviendo el pié bueno que no tiene lesionado, todo se olvidó y el público comenzó a sacar las ganas contenidas, primero a cuenta gotas y después de tajo.
Antes, en pleno aguacero, The Cult, el grupo abridor, cumplió cabalmente su cometido, ofreciendo un compendio de sus sonidos desempolvados de los ochenta, que algunos gustosos/conocedores agradecieron.
El primer gran momento que vivió Guns N’ Roses llegó temprano, apenas habían pasado 14 minutos de salir al escenario y solaparon Welcome to the jungle, donde Axl se dio gusto en silla de ruedas que por momentos pareció levitar a causa del movimiento telúrico que sus fanáticos provocaron en todos los rincones del Foro Sol.
Espectáculo aparte fue ver en diferentes momentos del concierto al guitarrista Slash surcando/deshaciendo las cuerdas especialmente en Double talkin jive y en el tema The good father, intenso y ponedor. Al momento en que Dizzy se mimetizó con su bajo omnipresente, a lo largo de todo el concierto.
Además de las explosiones y pirotecnia los Guns, también se apoyaron en tres sinuosas bailarinas a las cuales, por más que se esforzaron, se les prestó poca atención, pues el imperecedero sonido hechizaba los oídos, y hacia sucumbir el nervio óptico por más reacio, con temas como Sweet child O’Mine, China democracy, Roquet Queen, Civil war, Better y Live And let die, entre otras clásicas.
Así entre virtuosismo, humedad, dos o tres momentos vomitivos y fuegos artificiales transcurrió la primera presentación del Guns N’ Roses que no tuvieron un rato de resuello. Al cierre de esta edición el público del Foro Sol estaba rendido, entregado, de una forma emotiva/nostálgica como pocas veces se ha atestiguado, a un grupo de la calidad de Guns N’ Roses.