Bob Dylan, recientemente laureado con el premio Nobel de Literatura, expone a partir de este sábado en Londres unos 200 cuadros que expresan su visión de Estados Unidos, sus paisajes y cultura.
Los cuadros, pintados por Dylan en los dos últimos años, serán visibles hasta el 11 de diciembre en la galería Halcyon de Mayfair, un opulento barrio del centro de la capital británica.
Los óleos, acrílicos o acuarelas que conforman la exhibición revelan una faceta menos conocida de Robert Allen Zimmerman, 75 años, icono de la música popular estadunidense del siglo XX, cuyos textos comprometidos y poéticos le valieron, para sorpresa general, el premio Nobel de Literatura en octubre.
Bob Dylan anunció la semana pasada que viajaría a Estocolmo para recibir el galardón, que ha dado a la exposición londinense un eco especial.
«Es un gran honor para nosotros acoger esta exposición en el momento en el que recibe este homenaje», dijo a la Afp el director de la galería, Paul Green.
Bob Dylan se inició en las artes visuales a comienzos de los años 1960. Creador de la cubierta del álbum Music from Big Pink (1968) del grupo canadiense The Band, Dylan ha presentado más recientemente sus trabajos en Nueva York y Milán.
«La pasión de Dylan por el arte se remonta a cuando se instaló en Nueva York. Su novia Suze Rotolo lo llevó un poco por todos los museos», explicó Paul Green. Desde entonces, no ha dejado de pintar, aprovechando sus innumerables giras para plasmar esa Norteamérica que tanto ha descrito en sus canciones.
Con el nombre ‘The Beaten Path’, la muestra retrata las andares del cantante por los cuatro rincones de Estados Unidos, desde sus megalópolis a sus inmensas llanuras desérticas. «El punto común de estas obra son los paisajes estadunidenses y la manera en que los siento cruzando el país», explicó el artista en un texto introductorio de la exposición, precisando, fiel a su reputación, que lo hizo «al margen de los caminos marcados».
Así, en San Francisco, Dylan optó por inmortalizar a un vendedor de marisco de Chinatown en lugar de las típicas casas victorianas o los rascacielos. «Esos puestos de Chinatown […] se encuentran a apenas dos calles de los edificios de oficinas sin ventanas. Pero esas estructuras gigantescas y frías no tienen ningún sentido para mí en el mundo que yo veo o que yo decido ver», dijo.
En sus cuadros también se aprecia el puente de Manhattan, con su imponente estructura metálica yaciendo entre dos bloques de ladrillo rojo. O el motel Roy’s, en la célebre ruta 66 en pleno desierto de Mojave, al que Dylan dio vida con un trazo de pincel que recuerda al cómic. También está presente esa pequeña tienda de rosquillas, cuya fachada roja y amarilla sobresale gracias a la pintura acrílica.
Una de las principales obras de la exhibición muestra una «autopista sin fin» que podría constituir una alegoría de su vida de artista: en la carretera, siempre, entre dos ciudades, entre dos hoteles. «Es la mayor pintura que Dylan haya hecho jamás», destacó Paul Green. «Es una carretera sin fin, como él, continuamente de gira.»