José Luis García Cordero, investigador del Cinvestav Monterrey, se encuentra haciendo una estancia sabática en Suiza; sin embargo, y ante la explosión de contagios en Europa y en confinamiento, ha emprendido un proyecto de investigación que contribuya a contrarrestar emergencias sanitarias como la que vivimos actualmente. Junto a colegas del CICY y el CIO (Centros Conacyt), el investigador configuró una investigación para desarrollar un chip portátil y de bajo costo que pueda detectar positivos de COVID-19 de forma sencilla y rápida.
El académico del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) es especialista en la elaboración de microdispositivos para el diagnóstico de diferentes enfermedades. Cuando inició el brote de COVID-19, analizó con sus estudiantes en Monterrey si podrían realizar un dispositivo que detectara el nuevo coronavirus. Tuvieron la idea de diseñar uno que detectara anticuerpos producidos por una persona después de haber sido infectada.
Ante la urgencia de tener este tipo de pruebas, invitó a sus colegas del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y del Centro de Investigaciones en Óptica (CIO), con quienes colabora desde hace un par de años en un proyecto de ciencia básica financiado por Conacyt, y cuyos grupos tienen la experiencia en la instrumentación en óptica.
Mientras el grupo de Monterrey caracteriza el microdispositivo basado en un inmunoensayo flourescente, en Yucatán y Aguascalientes desarrollan el instrumento para operar el chip yque detecte la fluorescencia de los biosensores que empleará. El plan es que una vez que sus colegas terminen el instrumento de control, viajen al Cinvestav Monterrey, en alrededor de un mes, para hacer pruebas con los dispositivos.
El plan para llevarlo a cabo está listo e incluso ya bosquejan el primer prototipo, señala el investigador en entrevista, vía remota desde Suiza. “Se tratará de un dispositivo portátil: imaginemos una cajita a la que abrimos la tapa donde se colocará el microchip, al cual se le pondrá una muestra de sangre o suero del paciente. Al cerrarla, en 30 minutos se detectarían los anticuerpos generados si da positivo a COVID-19. A su vez, el instrumento de operación del chip enviará la información a un dispositivo móvil, como un teléfono celular”.
Añade que sería fácil de usar, lo cual no sólo facilitaría su empleo en personal de salud, sino incluso podría ser eventualmente en el futuro empleado domésticamente. En el corto plazo, sería empleado en hospitales y clínicas para realizar análisis de hasta 16 pacientes en paralelo.
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