A pesar de que la piel cuenta con sus propios medios de autodefensa, los factores climatológicos adversos, como el frío y el viento, la pueden debilitar provocando graves trastornos e incluso su envejecimiento precoz. Aprende a cuidarla también en invierno.
Los cambios bruscos de temperatura a los que es sometida nuestra piel en invierno deterioran su capa hidrolipídica, dejándola desnuda frente a las agresiones externas, con ello se acentúa la pérdida de agua y aparece la deshidratación. Los síntomas que la acompañan son: sequedad, descamación, falta de brillo e incluso pequeñas heridas.
Estos son algunos consejos
- Las manos, la cara y el cuello
Al carecer de glándulas sebáceas se descama con mayor facilidad y han de ser hidratas a conciencia, ya que son las zonas que más expuestas a la inclemencias del tiempo. Para ello, conviene utilizar cremas altamente nutrientes que cuenten, como mínimo, con un factor de protección solar 15.
- Los labios
Si los sientes resecos evita humedecerlos con saliva, pues esto produce una irritación adicional, en su lugar opta por protectores labiales hidratantes.
- Cambios de temperatura
Cuidado con ellos, el paso del frío al calor es muy perjudicial para la piel, especialmente en el caso de las más sensibles, y puede aumentar las posibilidades de que aparezcan vasos dilatados y rojeces.
- Ropa
Si has de exponerte a climas fríos, elige prendas de tejido térmico, como el algodón, que además de conservar el calor mantiene la piel seca y permite la evaporación del sudor. El uso de prendas invernales demasiado ceñidas impiden la correcta transpiración del organismo, lo que a su vez puede provocar descamación en piel.
- Deporte
Los aficionados a los deportes de invierno deben extremar estas precauciones especialmente en las horas centrales del día (12-15 horas), mediante la utilización de un factor de protección solar adecuado.