Trozos de arte perdidos; murales destruidos

Rebeca Barquera narra lo sucedido con obras del Doctor Atl, los frescos del Casino de la Selva y el Centro SCOP.

La historia del muralismo borrado no se celebra, a pesar de que en 2022 se cumplen cien años del Movimiento Muralístico.

Algunos frescos que fueron destruidos como los de Gerardo Murillo, Doctor Atl, en la Ciudad de México, los del Casino de la Selva, en Cuernavaca, Morelos o los del Centro SCOP, en la colonia Narvarte, por mencionar sólo algunos casos, han sufrido daños por desastres naturales, deterioro o políticas públicas.

Rebeca Barquera, maestra en Historia del Arte por la UNAM, destaca que “la historia del muralismo borrado viene del trabajo de los investigadores en los archivos, revistas y periódicos.

Ellos son quienes rastrean y documentan esas obras, ya no como ruinas materiales sino como vestigios en distintas fuentes”.

Existe una polémica por la creación del primer mural, señala la especialista.

Quienes se la disputan son Roberto Montenegro, con El árbol de la vida y Diego Rivera, con La creación.

Ambos frescos están el Auditorio Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria, hoy Antiguo Colegio de San Ildefonso”, destaca.

El árbol de la vida, de Montenegro, formaba parte de un complejo más grande, que era el Antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo. En el caso de la obra del Doctor Atl, realizada en ese mismo espacio en 1921, desapareció.

En sus murales, el Doctor Atl hizo composiciones alegóricas de cuerpos humanos, señala Barquera “y van a estar ahí en 1923”. El propio Gerardo Murillo dirá “que fueron Narciso Bassols y José Vasconcelos quienes mandaron destruir su obra porque no representaba a los trabajadores y a los obreros”, acota Barquera.

“Las investigaciones históricas demuestran que en el caso de la desaparición de esos murales del Doctor Atl tiene que ver con los criterios de educación sexual de la época.

“El lugar donde estaban los murales del Doctor Atl, que era un anexo de la Escuela Nacional Preparatoria, va a dedicarse a las escuelas secundarias, y específicamente a una secundaria de niñas. Lo más probable es que el desnudo de un hombre, que era el sol, o el desnudo de la lluvia, que era mujer, les parecieran inadecuados. Y por eso Bassols los manda destruir en esa misma década”.

CASINO DE LA SELVA

El empresario Manuel Suárez tuvo mucho éxito en Tijuana con los casinos y emprendió, en Cuernavaca, la construcción de El Casino de la Selva, explica Barquera. Cuando entró la prohibición de los casinos este espacio se convirtió en un lugar de vacación.

“Suárez invitó a muchos artistas, algunos exiliados, para que colaboren en una integración plástica: es decir, unir escultura, pintura y arquitectura. Tal es el caso del arquitecto Félix Candela quien acompaña su obra con murales de Icaza y de Reyes Maza. En los años 50, el Casino de la Selva fue reconstruido por otro español Jesús Martí, quien incluyó murales de Josep Renau”, indica Barquera.

Con el tiempo, el lugar fue abandonado. Los proyectos de Manuel Suárez se trasladan a la CDMX y el Casino se deteriora, hasta que en el 2000 se vendió el predio y se destruyó la mayor parte de los edificios hechos por Candela.