José Luis Palacio es investigador y exdirector del Instituto de Geografía de la UNAM, quien realiza investigaciones para la denominación de Geoparques de la UNESCO en el país. Ha sido artífice de la designación de los primeros dos que hay en México: Comarca Minera en Hidalgo y la Mixteca Alta en Oaxaca.
Hace unas semanas, la UNESCO oficializó la designación de éstos y aunque la riqueza geológica del país es vasta —el cráter de Chicxulub o el Cañón del sumidero son tan sólo algunas de las más colosales—, México apenas ingresa a esta lista, bajo una denominación que se oficializó en 2015 por el organismo de la ONU, pero que desde hace alrededor de 15 años ya había sido establecida fuera del organismo.
De acuerdo con la definición de la UNESCO, los geoparques mundiales cuentan la historia de 4 mil 600 millones de años del planeta Tierra y de los acontecimientos geológicos que le dieron forma, así como la evolución de la humanidad misma. Promueven el patrimonio natural con vistas a fomentar el desarrollo sostenible de las regiones donde están ubicados y muestran evidencia de los cambios climáticos en el pasado, además de que informan a las comunidades locales de los desafíos actuales y ayudan a prepararse para riesgos tales como terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.
Los primeros dos sitios mexicanos fueron designados no porque tengan mayor valor que decenas de sitios emblemáticos de la riqueza geológica del país, que es muy diversa, sino por el trabajo de gestión del proyecto realizado por los universitarios del Instituto de Geografía y Geología, quienes expusieron ante la UNESCO los trabajos que ya habían desarrollado en estas regiones.
“El proceso inicia manifestando el deseo por obtener esta designación ante la UNESCO, para lo cual se tiene que elaborar un expediente exhaustivo y estricto de la región, así como una serie de puntos que van desde la caracterización del sitio desde el punto de vista geológico y geográfico, hasta a qué se dedica la población”, explica en entrevista el investigador. Además, añade, se debe justificar por qué el lugar es notable y merece el reconocimiento.
Es como cualquier programa de la UNESCO, como cuando se realizó la justificación, por ejemplo, de por qué Ciudad Universitaria merecía ser catalogada como Patrimonio de la Humanidad (otorgado en 2007), donde se valoró su riqueza arquitectónica, artística y cultural. “En el caso de los geoparques se debe exponer por qué es un patrimonio geológico excepcional, es decir, en sus tipos de roca, las formas del relieve y características raras y ejemplares que tienen un valor científico y educativo”.
Los geositios identifican la parte más valiosa de la diversidad geológica y en el país existen alrededor de 40, donde cada uno muestra una relación con la parte cultura, dice el geógrafo. “Si queremos promover las ciencias de la tierra, el mecanismo de los geoparques es una extraordinaria herramienta para llegar al gran público y éste aprecie y comprenda lo que tiene a su alrededor”.