La práctica de ejercicio físico es, sin ningún tipo de duda, beneficioso para el organismo. Sin embargo, hay momentos del día en que la actividad física es perjudicial. Es el caso, por ejemplo, del ejercicio después de la comida, dado que podría entorpecer con la digestión. No así en el caso de la cena, dado que por la noche el metabolismo es más lento y no está de más un ejercicio moderado –como un paseo– para ‘mejorarlo’. De ahí el refrán ‘la comida reposada y la cena paseada’. Pero quizás no sea adecuado para todo el mundo. Y es que según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Otago en Dunedin (Nueva Zelanda), es recomendable que las personas con diabetes tipo 2 paseen minutos tras cada comida –desayuno, comida y cena– para, así, reducir sus niveles de azúcar en sangre.
Como explica Andrew Reynolds, director de esta investigación publicada en la revista «Diabetologia», «nuestro trabajo muestra que, comparados frente a aquellos que realizaron un paseo en cualquier momento del día, los participantes que pasearon justo después de cada comida experimentaron una reducción promedio del 12% de sus niveles de glucosa postprandial».